La salud conductual está recibiendo cada vez más la atención que merece debido a la reciente legislación y a la disminución del estigma, aunque todavía existen retos. ¿Por qué los pagadores y los proveedores deben prestar atención a la salud mental? Cada año se gastan 172.000 millones de dólares en salud conductual[1], y la mayor parte del gasto se debe a la depresión[2]. La salud conductual no sólo representa costes elevados, sino que los pacientes con enfermedades crónicas físicas con comorbilidades de salud conductual tienen gastos significativamente mayores que los que no las padecen.
¿Cómo saber si tienes una discapacidad?
Se considera que tiene una discapacidad si padece una deficiencia física o mental o una afección médica que limita sustancialmente una actividad vital importante, o si tiene antecedentes o un historial de dicha deficiencia o afección médica.
Las discapacidades incluyen, pero no se limitan a:
- Autismo
- Trastorno autoinmune, por ejemplo, lupus, fibromialgia, artritis reumatoide o VIH/SIDA.
- Ciegos o con baja visión
- Cáncer
- Enfermedades cardiovasculares o del corazón
- Enfermedad celíaca
- Parálisis cerebral
- Sordos o con dificultades auditivas
- Depresión o ansiedad
- Diabetes
- Epilepsia
- Trastornos gastrointestinales, por ejemplo, enfermedad de Crohn o síndrome del intestino irritable.
- Discapacidad intelectual
- Miembros ausentes o parcialmente ausentes
- Afección del sistema nervioso, por ejemplo, migrañas, enfermedad de Parkinson o esclerosis múltiple.
- Enfermedad psiquiátrica, por ejemplo, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno de estrés postraumático o depresión grave.